La noche del sábado nos llevó hasta Café Martinez, donde el rock y el Fernet se dieron la mano, reunidos gracias a Adriana Alegre producciones. Allí, frente a un local repleto, abrió la velada la Funky Fun Machine, un trío de teclado, saxo y guitarra (nos quedó por averiguar quien era Funky, quien era Fun y quien Machine), que nos hizo sacudir el esqueleto con sus ritmos y divertirnos con sus letras.
A continuación, el espacio se llenó con los acordes de Carmina Burana, Valei tomó el micrófono (entre otras cosas) y, en pleno dominio del escenario, anunció la presencia insigne del nº 1, del Titán de la Canción , que surgiendo desde las postrimerías del Café nos arrolló con su porte y la potencia del rock and roll, mientras Gabutti arrollaba con su sabor en las mesas.
Con los corazones y los paladares satisfechos, todos quedamos predispuestos y deseosos de seguir disfrutando de más clásicos del rock, fue entonces que ocuparon su lugar los músicos de la Dissi Band (y todos nos preguntábamos donde estaba Emilio) que tributaron un homenaje a Creedence, Santana y otros "mostros", con covers y temas propios.
Después del espectáculo y una muy grata experiencia nos fuimos, dejando nuevos amigos y muy contentos por el recibimiento que tuvo Gabutti entre locales y asistentes.
Pero esto no fue todo, amigos; ¡Gabutti quería más!
Montamos los Gabuttimóviles y desembarcamos en el Club Italiano atraídos por María Fernanda Experience, que dió cátedra de funk.
Ahí comprobamos en carne propia la importancia de construír espacios comunes en los cuales podamos generar una movida cultural alternativa, descreyendo de las soluciones individuales para integrar un colectivo en el cual todos podamos participar y compartir.
Al finalizar la noche... vino el día, y la troupe Gabutti fue a descansar con el orgullo de haber aportado la gota (más que gota, chorro) de felicidad que todos necesitamos.
¡Gabutti or die!!!