Los que dicen que las segundas partes no son buenas es porque se perdieron la Segunda Fiesta de Gabutti... ¡qué Flor de Partusa se armó! Creemos que en la vida hay que ser agradecidos, así que gracias a todos los amigos que estuvieron, sin ustedes todo esto no tendría sentido; y gracias a todos los amigos que ayudaron, sin ustedes todo esto no sería posible; y gracias a todos los amigos que no pudieron ir corporalmente pero que igual nos acompañaron, sin ustedes todo esto no sería lo mismo.
Ahora bien, ¿qué es todo esto?, respuesta: ¡una Fiesta de puta madre!
Crónica de una fiesta anunciada
Como todo llega en esta vida, y todo plazo se cumple en algún momento, el sábado 21 de junio de 2008 finalizó las vísperas... el Gran Día había comenzado. Con las últimas compras mañaneras y los últimos retoques a la Barra (como siempre dejadas para casi antes de salir), con el Gabuttimóvil en boxes y el almuerzo atorado en la glotis, con los nervios del caso y el apuro de los condenados a llegar tarde, por fin pudimos partir hacia El Living para empezar a ambientar, armar, ensayar, acomodar y, obvio, esperar, para luego armar, probar, decidir y, al fin, recibir y saludar.
La puntualidad (superior a la nuestra) de varios no sólo demostraba su deseo de que de una vez por todas llegara el día del Gabutti Fest (diría Metrópolis), sino que hicieron que la garufa empezara prácticamente al horario publicado (que no es lo mismo que previsto) y ya para la medianoche se había armado una reunión de amigos con buena música al palo como las que hacía mucho que no se veían. Pasando fueron los temas, los minutos, las empanadas y los tragos mientras la animosa y juerguista muchachada continuaba llegando y llenando el lugar, hasta que amenguaron su intensidad el volumen y las luces e hizo (o y hizo, ahora que se puede) su aparición Valei que con luz propia, y humo de por medio, dió el puntapié inicial y se la tocó de taquito a Epuyén, cuatro musicazos (y mejores amigos todavía) que nos hicieron zambullir en las cristalinamente puras y, ¡oh paradoja!, calientes aguas de los ritmos nativos, prodigándonos un recital con mucha polenta con gusto a Argentina, dejándonos contradictoriamente satisfechos y con ganas de seguir escuchando más. Pero el show debía seguir y, pausa apta para el refresque interno y externo mediante, nuevamente Valei se adueñó del proscenio mayor de El Living y anunció la presencia escénica del Che Gabutti, que salió de su trinchera barrística para poner en palabras las ideas y sentimientos que guían a los que nos aglutinamos en este y otros proyectos: con solidaridad y buena onda se puede lograr construir un mundo más amigable, propio y divertido. Y así como la humanidad lucha para no ser un engranaje de la Maquinaria de competir y picar carne, el Titán de la Canción, supremo representante de lo humano, estaba presto para defender su honor, su título y sus Ti-Tanas de las frías pinzas del Robot.
Se electrizaron la música y el ambiente e ingresó el retador, el Robot, despidiendo luces (y trabajadores), acompañado por su guardia pretoriana de robotitos y por las vivas de algunos humanos que creen que eso es progreso. Su fabulosa presentación paralizó en el pasmo a los presentes, hasta que una Carmina Burana titanesca rompió el embeleso robótico para dar paso al Toro Salvaje de Gabutti, el Titán, bellamente escoltado por las Ti-Tanas (al verlas nadie hubiera imaginado que hasta hace un tiempo andaban con el ricachón imperialista de Fredy Branco). La anunciadora (ergo, Valei) leyó las fichas técnicas de ambos contendientes y dió inicio al desafío.
Como campeón y local, el Titán asestó el primer golpe, interpretando de manera magnífica y poderosa “Tie your mother down” con el apoyo de sus Ti-Tanas y de su Guitarma Láser y todos pensamos que el Robot jamás podría enfrentar tal cantidad de energía, pero éste tenía un inimaginable as en la robomanga, un Microchip de Sensibilidad Artística que le permitió llegar a lo más profundo de las almas a través de “Perfidia” por Nat King Cole y del suministro de corazones, haciendo dudar a las Ti-Tanas y, admitámoslo, al resto de los presentes. Pero el Titán es más que vigor y potencia, también es inteligencia y corazón, y dándose cuenta de como venía la mano entonó “Still loving you”, reconquistando así el amor de sus compañeras. Pero el Robot demostró ser una chapa dura de roer, contando con más de una artimaña, y ante la balada skorpiana hizo relucir su arma secreta: la Poesía, dedicada con acaramelado amor a su Robocito de Peluche ¡cuánta ternura!, ¡cuánta pasión! ¿cuántas sesiones de análisis necesitaremos para recuperar a nuestro adalid?, que viéndose a las puertas de la derrota llegó al último de los recursos e intentó con su golpe favorito, pero el Mazazo Mortal y la violencia son inútiles contra el poderoso y el metal, y el Coloso cayó ¿vencido? de espaldas al suelo. Las Ti-Tanas ya se iban con la Bolsa de Tornillos y Valei ya lo nombraba triunfador cuando reapareció el Che Gabutti, que dándole sabias palabras y energizante Gabutti revivió la titánica llama y el Flash Gordon de las Pampas se incorporó, tomó el micrófono y cantó las hermosas estrofas de “Love of my life”, mientras la asistencia se engolosinaba con los Titantines, siendo demasiado para un Robot que no tenía los circuitos preparados para tanta dulzura y fundió biela. La atmósfera se tiñó de almíbar y hermanados en un abrazo Titán, Ti-Tanas, Valei y Che, junto a decenas de voces anónimas que coreaban desde donde la vista se perdía (¿ya comenté que había mucho humo?) finalizaron este combate no apto para cardíacos y diabéticos. La apoteosis final llegó con la entrega del Trofeo de Campeón del Milenio y la multitud de fans que se agolpaban para obtener una foto con el Número 1 en el ring del fondo.
¡Qué más se puede contar de tal festichola! Mucha y buena música, para bailar y/o escuchar (depende de los pies de cada cual) a cargo de DJ Valei, luces, canciones gabuttescas y efectos sónicos de Gustavo O’Tero, fotos y más fotos tomadas por Gustavo D’Assoro, imágenes en movimiento (también se las conoce como filmación) tomadas por el Vikingo, Gabuttis y más Gabuttis tomados por toda la concurrencia y expendidos por los exclusivos Gabuttidor Oscilante (o Gabulante) y Gabuttidón manejados por las expertas manos de Vicky y Baby Luh, y toda la buena onda del lugar y la gente...
¡Todavía no me recupero y ya tengo ganas de la próxima!