Y después dicen que la tercera es la vencida, ¡ja!, Gabutti no tiene vencimiento, tiene Victoria y Eugenio, Vicky y Che Gabutti, los Padres de la Criatura, ese Hijo delicioso y pegador, liberador irresistible que desata el Espíritu Gabutti que desciende sobre todos nosotros cuando celebramos cada Gabutti Fiesta.
El sábado gabuttificamos las Fiestas una vez más, acompañados de fieles feligreses felices de poder cumplimentar su viaje a la Meca, algunos por vez primera.
Siempre el Diablo mete la cola.. esta vez no fue el auto sino el cielo (vaya paradoja) el que amenazó con aguar la Fiesta, descargando un copioso pero a esta altura originaloso (¡hacía bastante que no llovía!) aguacero que recordome la metropoliana frase “vendrán los más piratas” (o por lo menos lo que tengan botes y/o galochas); pero el Poder implorado por el pedido de no pocas personas, que no podían perderse la posibilidad de pasarla posta posta pudo más, y la caída pluvial paró.
La suspensión por mal tiempo de la Barrita trasera reubicó al Primogénito junto a Luisina en la Barra Única y eliminó una parte del trabajo de instalación y decoración, lo que no impidió que recibiéramos a los primeros cofrades con un banderín en una mano y la cinta de papel en la otra. Detalles superfluos de lado, cada cual estaba en su puesto: Cóndor y Marcos en la puerta recibiendo entradas y dispensando Bogas (Bonos Gabutti, convertibles en vasos); Luisina y el Primogénito firmes tras la Barra, munidos del Gabuttidón, del Gabuttidor Oscilante y estrenando el Test de Gabulemia, aparato medidor del nivel de Gabutti en el espíritu, tres obras de origen Vikingo; los Padres de la Criatura libres por todo el campo de juego yendo de la daga al hielo, cual comodines que no se van del mazo; Valei atendiendo al sonido y preparándose para la gran noche; Gustavo D’assoro y Luciana en el cuarto de fotografía con el trípode en la tierra y el corazón en el aire; el Vikingo dando vueltas acechando imágenes y sonidos que puedan inmortalizarse en el Video de la Tercera Fiesta; Alejandra y Javier anfitriando y alimentando algunas voracidades; los Artistas en el camerino preparándose física, mental y vestuariamente; la música sonando y el sonidista haciéndola sonar; los Amigos Gabuttianos llegando y Gabutti corriendo por vasos y gargantas.
Con el público dispuesto, acalló la música y apareció Valei para dar la bienvenida a todos los presentes y anunciar la presentación del primer espectáculo, y esta es la palabra indicada, porque el show de Gustavo O’tero fue sencillamente espectacular, desde el impactante vestuario hasta el carisma del artista, pasando por la musicalidad de los ritmos y la creatividad de las letras, festivizando a Gabutti y presentando un impresionante tema nuevo (que ya subiremos al blog para deleite de presentes y ausentes).
Después de un pequeño impasse para recuperar el aliento y descansar las palmas, reingresa a escena Valei para presentar al Che Gabutti, que saluda a las masas y agradece a los amigos, y al son de la titanesca Carmina Burana prepara al público para la llegada del Titán de la Canción, la Titana y Metrópolis, el debutante discípulo; dos clásicos de clásicos brotaron de la voz del Enmascarado, demostrando como se puede “Quemar” al mismo Infierno con el mejor “Rock and roll”. Una vez satisfecha su sed roquera (la de Gabutti es insaciable), Titán y séquito tomaron Gabuttis y asientos privilegiados para apreciar en toda su extensión el Gran Desafío entre la Perra Xulú y la Gatita Mimosa buscando ocupar otro puesto de Titana y así poder estar al lado del dueño de sus corazones.
Una vez terminada las presentaciones y leídas las fichas técnicas de cada una, ambas ocuparon sus posiciones y empezó la contienda: atacó primera la Perra, que daga en mano puso pasión y locura en una visceral interpretación de “Milonga sentimental” despertando los aplausos y vítores de un público enardecido; si era poco el calor que imperaba en la sala, el “Rock del gato” anunció el inicio del contraataque felino, un sensual baile que a latigazo limpio paró más de un corazón. Ante tales demostraciones de amor, el Titán, la Titana y Metrópolis no podían decidir cual de las dos aspirantes era más merecedora del tan ansiado lugar junto al Nº 1, la consulta al auditorio aparejó más dudas porque este también tenía sus opiniones divididas, y cuando parecía que la disyuntiva era insalvable, surgió nuevamente el Che Gabutti, portador del Cáliz de Gabutti, elixir que despejó la mente de nuestro Héroe y le mostró la senda a tomar (a seguir tomando): y al grito de “si hay Titán para una, hay Titán para dos, para tres y para todas las que quieran”, las dos enamoradas fueron nombradas ganadoras, y aunaron sus voces y manos para despedirse junto a toda la troupe entonando “Somos los campeones”, que se con-fundió con “Somos el mundo” (esa de USA for Africa).
Un cerrado aplauso acompañó a los artistas, al igual que un grupo de fanáticos que no quiso perder la oportunidad de tener una foto autografiada por sus ídolos (¡era exagerado el cronista!), por lo que mientras unos comenzaban a darle rienda suelta al baile otros acudieron a la sala de fotografía, donde Gustavo D’assoro hizo gala de su destreza y sapiencia retratando e inmortalizando tan felices encuentros. Para hacer más físico el recuerdo, del corazón-marco pendían frases-corazón que predecían una onda (o no) a aquellos que los retiraran.
Después... ¿qué pasó después? Mucha gente, mucha música, mucha charla, mucha libación, mucha diversión, mucha cháchara, poca memoria.
Como dato anecdótico podemos comentar que el cambio de sonido obligó a cambio de dj por incompatibilidad tecnológica (la compu te da sorpresas, sorpresas te da la compu, ¡ay, Dió!), retirándose Valei a tomar un descanso, y varios Gabuttis, e ingresando Dj Xavi con temas en español. Esto pasó después de la 5 y media de la matina, así que obtener más información del arcón de mis recuerdos sería milagrosamente utópico, por lo que con pajarillos cantando en la clara mañana (¡los milagros existen!, ¡otro recuerdo!) finalizó la Tercera Fiesta Gabutti y esta crónica.
¡Salud!
¡Nos vemos en las próximas!